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MALLORCA
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El aceite de oliva fue el combustible con el que se encendió, por primera vez, el faro de Formentor. Era el 30 de abril de 1863, cerca de tres años después de que se iniciara la construcción de una de las torres más famosas, pero también más complicadas de erigir de Mallorca, debido a su ubicación.
El faro se sitúa sobre un espectacular acantilado, a doscientos metros de altura. Llevar el material que hacía falta para la obra era tan complicado que los trabajadores tuvieron que pedir una licencia especial al obispado de Mallorca, para poder trabajar los domingos. De esta manera se aprovechaba mejor el tiempo de trabajo sin tener que ir y volver del pueblo. Para celebrar las eucaristías de las fiestas de guardar, se habilitó un pequeño altar, que aún permanece.
Tras los primeros años funcionando con aceite de oliva, llegó la revolucionaria parafina y, en 1960, la electricidad. En la actualidad funciona con energía solar, se puede manejar en remoto, y es uno de los 13 faros mallorquines que aún continúan en activo.
El edificio base se ha convertido en un delicioso restaurante en el que se atiende a los visitantes, antes o después de descender el impresionante acantilado. Exactamente 272 escalones tallados en la piedra llegan a una preciosa bahía en la que descansar y reponer fuerzas antes del ascenso.
Precisamente por lo maravilloso del entorno del faro de Formentor, hay que seguir ciertas recomendaciones si se ha planificado visitarlo.
Hace unos años y para regular el tráfico de todo tipo de vehículos que diariamente iban y regresaban del faro, el Gobierno decidió restringir la circulación, con el objetivo de proteger esta zona de especial interés natural y cultural.
Por este motivo, desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre los coches de particulares no podrán acceder al lugar desde las 10 de la mañana hasta las 22:30 de la noche.
Al igual que en otras ocasiones, las restricciones afectan a dos tramos de carretera: la que a desde el Port de Pollença a la playa de Formentor, y la que lleva desde la playa hasta el faro.
Las restricciones a los coches privados no significan que no se pueda llegar al faro. Precisamente en las mismas fechas en que los vehículos no pueden pasar, la línea 334 del TIB alarga su recorrido hasta llegar a esta zona de Formentor.
Cada 35 minutos durante 20 veces al día, los visitantes pueden ir y volver en autobús, desde donde podrán disfrutar de unas vistas asilvestradas, así como de los diversos miradores que hay desperdigados por el camino.
Sa Creueta o Es Colomer son dos balcones naturales desde los que disfrutar de las vistas.
La excursión también puede partir de la antigua torre de vigilancia Talaia d’Albercutx, uno de los lugares más visitados por fotógrafos profesionales o aficionados.
Una vez en el faro, no hay nada como disfrutar del mar desde las alturas, observando la bahía de Pollensa y de la isla de Menorca, en días despejados y de poco viento.
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