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MALLORCA
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Existe un lugar en Mallorca en el que se concentra todo un abanico de historia y tradición. Tiene una casa -possessió- típica mallorquina que emula la forma de vida de antiguos payeses, yacimientos arqueológicos que retratan la presencia del hombre desde el año 1900 antes de Cristo, torres de vigilancia costera de los militares, y un maravilloso ecosistema para disfrutar de la naturaleza, entre otros atractivos.
Se trata de la finca pública de Son Real, una possessió que se sitúa en el término municipal de Santa Margarita, en la costa noroeste de Mallorca. Tiene una extensión de casi 400 hectáreas y un emplazamiento privilegiado, casi en la mitad del arco de la bahía de Alcudia.
Es una visita perfecta para hacer con niños, en cualquier época del año, y de aquí salen diversas excursiones o paseos para conocer todo lo que encierra este pequeño gran tesoro, testimonio y testigo del paso del tiempo.
En Son Real hay cuatro itinerarios señalizados para hacer tanto en bicicleta como caminando. Cada uno de ellos lleva a una parte de la finca en la que conocer y disfrutar de los ambientes naturales y agrícolas, y de toda la historia que guarda.
De regreso a la finca se puede visitar las casas de Son Real, que son de época medieval y que representan la arquitectura más tradicional de la isla y lo que era una auténtica possessió: varias casas señoriales, patio, torres de defensa, almacenes y una capilla.
La parte llamada Ses Cases Noves es una de las más amplias, y también donde se encuentra el centro de interpretación de Son Real, cuya visita es muy importante para poder conocer la importancia arqueológica y cultural de este espacio. Los niños disfrutan mucho de esta parada, porque pueden observar el gran contraste entre la vida de la ciudad actual con el universo rural tradicional.
Pasando al edificio de al lado se encuentra el museo arqueológico que también es ideal para los niños porque se suelen hacer talleres en una zona específica para ellos.
En los alrededores de la finca, tal y como fuera antaño, viven animales de raza autóctona mallorquina, como ovejas, gallinas o asnos.
Probablemente sería necesario más de un día para visitar esta finca. Para quienes lo consigan en poco tiempo, tal vez quieran aprovechar para acercarse a una de las almazaras más auténticas de Mallorca, como la que hay en Can Det.
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