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MALLORCA
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En el aire hay autopistas invisibles que sólo unos pocos viajeros pueden disfrutar. Cuando no se escucha el sonido de ningún motor, es más fácil seguirlas, pero sólo será posible si lo hacemos en la cesta de un globo aerostático.
En Monport queremos recomendaros vivir esta experiencia única y sobrecogedora, en la que podréis explorar los paisajes de la isla. La costa, el interior, los viñedos, los pinares… eso sí, planificar una ruta cuando se va en globo es un poco difícil. El viento y la corriente van por donde quieren y cambian caprichosamente a su antojo, así que lo único que se puede hacer en las alturas es disfrutar… dejándose, simplemente, llevar.
Actualmente hay muchas empresas en Mallorca que ofrecen vuelos en globo. Nosotros te aconsejamos las que parten del aeropuerto oficial de globos de Manacor, el único que tiene la aprobación de aviación civil.
La experiencia empieza, si el viajero lo desea, en el momento en que la tela del globo se despliega y hay que empezar a llenarlo de aire. Ayudar a que la enorme maravilla de colores se eleve es algo inolvidable, así como descubrir que la cesta, en personas de altura promedio, llega por debajo de la barbilla, de manera que hasta quien sufre de vértigo se siente seguro a bordo.
Una vez el globo está lleno de aire y los pasajeros en su sitio, se procede al despegue, que es suave y sereno. El vuelo es muy silencioso, exceptuando por los chutes de aire caliente que el piloto aplica para coger más altura. Poco a poco los viajeros descubren que es la corriente de aire la que traza el camino.
Así y todo, a la hora de elegir un vuelo en globo podemos “decidir”, si el viento lo permite, qué tipo de excursión queremos hacer.
En pareja o en grupo, al amanecer o al anochecer, sobre ciudad o sobre montaña… Volando en globo podemos elegir cuál de las autopistas del aire seguimos para que la excursión sea perfecta.
Antes de que nos hayamos dado cuenta, el vuelo finaliza. Puede que el globo haya regresado al aeropuerto oficial de Manacor, o puede que los caminos del aire lo hayan depositado en algún otro punto del Pla de la isla. Aterriza tan suavemente como ha despegado y, en el caso de estar lejos del destino, un coche recogerá a los pasajeros que, tras su bautismo de vuelo, recibirán el título de príncipes del aire.
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